La
libertad de pensamiento : Utopía o Delito.
Tania era una hermosa mujer de 27
años, siempre había llamado la atención gracias a su inteligencia, jovialidad y
belleza, solía ser apasionada por su trabajo y se ganaba automáticamente el cariño de quienes la conocían, estaba
destinada a una vida fructífera y a muchos reconocimientos, pues ejercía con
amor y templanza su profesión; Tania era maestra.
Sin siquiera saber cómo, su vida ahora se reducía a pasar
las horas sola, maquinando en su imaginación como serian sus días si ese 17 de
agosto no hubiera perdido su libertad, era inevitable alejar sus pensamientos
de aquella fecha, pues ahora su existencia se limitaba a habitar una oscura
celda, en la que su única compañía eran sus recuerdos.
La historia se remontaba dos años
atrás, Tania, profesora de ciencias sociales, escucho con extrañeza cuando dos
de sus alumnas; Carolina y Viviana de Noveno grado, le comentaron que unos
hombres, que se presentaron como funcionarios del gobierno las interceptaron y
le preguntaron sobre la clase que les dictaba la profesora, que decía y como se
refería, las niñas, quienes no dijeron nada que no pasara en el aula rápidamente
le informaron esta situación a la Profesora Tania quien, a pesar de lo inusual
del suceso atribuyo esto a los encargados del ministerio de educación que de
cuando en cuando examinaban la calidad
docente de los colegios de la ciudad. En su asignatura, Tania trataba de
fomentar el pensamiento crítico de sus alumnos, pero nunca, nunca ni siquiera
estimando esos pequeños detalles que se quedan en el olvido, ínsito en los jóvenes
ideales revolucionarios o pensamientos subversivos pues su propósito era desde
su asignatura construir una educación reflexiva y de liberación, que
cuestionaba los abusos de poder que ejercían las autoridades sobre la población.
Esa mañana Tania llego como era
costumbre puntualmente a su clase de siete de la mañana, cuando al llegar a
sala de profesores se encontró con sus compañeros docentes aterrorizados por
unos hombres de uniforme negro que habían allanado su escritorio y casillero,
el miedo y la angustia se apoderaron de ella, los hombres se postraron frente a
ella y le dijeron que tenía una orden de captura por rebelión y conspiración contra el estado, y
sin más palabra la apresaron frente a toda la comunidad escolar, fue llevada a
los juzgados donde fue acusada por estos delitos y sin poder demostrar su
inocencia fue condenada a 5 años de prisión en la cárcel de mujeres.
Tania ahora es una mujer
diferente, solo espera el día de su liberación, y mientras este llega, ayuda a
alfabetizar a algunas reclusas, pues su amor por la educación es algo que ni la
policía, ni la cárcel ni el gobierno se lo podrán quitar.
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