Se trataba de mi profesora de ingles durante los grados décimo y once; a lo largo de las dos horas de duración que comprendía la clase, el 80%
del tiempo lo empleaba para relatar vivencias de su ámbito personal y
cotidianas que no tenían relación alguna con la asignatura y el tiempo restante
lo utilizaba para hacer vida social con los alumnos que eran de su preferencia.
Respecto al espacio académico, su metodología se limitaba a proporcionarnos
material que no era adecuado, pues los contenidos presentados por ella discrepaban respecto a los establecidos por el currículo
además de que no fomentaban ninguna intencionalidad de aprendizaje.
Al iniciar la clase la revisión de tareas aplicaba solo para
aquellos estudiantes que no tenían privilegios bajo sus criterios evaluativos
que se regían bajo estos parámetros de preferencias, esta rutina era repetitiva
durante todo el año escolar, la maestra , con frecuencia, abandonaba el aula
sin razones justificadas o validas.
Su autoridad se fundamentaba en gritos, malos tratos y daño
psicológico, no era tolerante hacia su propio fracaso, no aceptaba las criticas
de manera positiva y todo lo tomaba personal. Su método era tradicional puesto
que solo consideraba sus conocimientos como los verdaderos y absolutos,
utilizaba su posición de docente a su conveniencia menospreciando las
capacidades de los alumnos. Para la recuperación de los logros no alcanzados en
la asignatura, por el contrario de exigir planes de estudio, trabajos,
evaluaciones o material académico la docente pedía un kilo de comida para
perros por cada estudiante que necesitara aprobar la materia. Tambien negociaba
con los resultados obtenidos en las pruebas de estado condicionándolos a un
estimulo en la calificación, condición que por lo menos en mi caso personal
jamás se cumplió.
Los motivos que me condujeron a elegirla además de su pésima labor
docente, también fueron personales puesto que su trato con los alumnos carecía
de formación tanto ética como profesional, ya que según ella misma su
vinculación a la institución educativa no fue por meritos propios sino por
influencias en la institución, ya que no tenía ninguna formación en pedagogía o
educación y u conocimiento se fundamentaba en su estadía en Inglaterra.
Considero que no tuve ningún aprendizaje porque su clase no me
generaba ningún interés y no me producía mas que fastidio, al exigir una
evaluación que fuera realizada por un docente distinto solo obtuve negativas
por parte de rectoría a que debido a las influencias que tenia la maestra su
palabra y credibilidad primaba por encima de la de los estudiantes e incluso de
la de otros profesores.
Al año siguiente de mi graduación me entere que muchos
estudiantes se quejaron en forma colectiva de su mala forma de educar y
exigieron su renuncia, pero tal y cómo funcionan las “palancas” en nuestra
sociedad, la respuesta ante esta petición se soluciono al trasladar a la
maestra a básica primaria, que no se si sea un mal aun mayor ya que es en este
ciclo en el que se construyen las bases educativas para toda la vida y con una
maestra que solo propicia la mediocridad en el aula, es por esto que consider
que esta persona hizo los meritos suficientes para ser la que meciera el titulo
de la peor profesora de mi vida escolar.
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